Va a haber un día en que ya no pueda abrazarte,
padre;
va a haber un día en que ya no pueda besarte,
madre;
va a haber un día en que no pueda decirles “te amo”
y que me escuchen;
va a haber un día en que no pueda contener las lágrimas
por su inagotable memoria.
Tengo un deseo entrañable en que las vejaciones del tiempo se detuviera
para ustedes;
o que pudiera guardar recuerdos en una caja, luego abrirla
y que ustedes salgan de ahí para abrazarme, a mí y a toda
la familia que han formado.
Prefiero un destierro a que me obliguen a olvidarlos.
¡No sé qué haré cuando mueran, que querré desenterrarlos,
querré amordazarlos entre mis brazos y gritarles “No se vayan”!
A sus cuerpos, ya en media descomposición,
tendré que aceptar su destino en formar parte de la tierra…
No sé qué haré cuando se vayan a un camino que nadie conoce,
pero a mi me interesará descubrirlo junto a ustedes,
porque,
con profundo dolor,
querré ir a visitarlos,
besarlos y no dejarlos ir por siglos.
No, no sé de qué sirve la muerte, aunque,
a veces,
lo mismo pienso de la vida;
la única manera de combatir al óbito de un ser querido,
es su cálido recuerdo, que,
a veces,
nos mantiene cuerdos.
Qué hermosa meditación sobre los Papás, así es mijo,ya no hay vuelta a la hoja te das cuenta que estás bdespierta y no fue una pesadilla más,la vida nos enseña mucho pero la muerte más te amo tanto ….
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HERRRMOSSSA ☺️☺️☺️😘😘😘
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