El gato Félix se encontró en un barrio extraño donde varios otros felinos vestidos de pachucos le acorralaron, y así hicieron escuchar sus voces:
—¡Don gato! Ese sí que tiene un bolso cheverisnais, ¿se lo jambeamos?
—No, Benito, deja ese bolso en paz. Creo que éste viene de otra dimensión porque siempre está sonriendo y los únicos gatos en este universo con el goce del habla humana somos nosotros, ¿lo recuerdas? Aparte Hanna-Barbera lo dejó muy claro: “Dibujo animado ajeno que entre a este plano, le dan duro en la testa”. A chingárnoslo.
«Tas, tas».