Caen versos sobre mis yemas
que con frías llamas
embisten con vital amargura en contra mía,
alimentan a
mi ira
mi vida
mi sentido
mi ida hacia otro mundo
lejos de ti
de biblias
de portátiles
y del recuerdo de recordar.
Llueven tersas fresas de besos tercos
que matan
atan
gritan
aúllan
destrozan
desgarran
degollan…
Desde lo alto de ese árbol me veo sentado,
espinado el culo,
esperando la respuesta
a los sentimientos irracionales
en un ocaso
si acaso
para limpiar toda locura que Freud nunca pudo curar.