Me soñé en una onírica zona altoperuana,
regocijándome con los dioses antiguos,
ajenos a los míos,
doliendo mis huesos,
carnes,
respiración,
esperando el regreso
de aquel mesías americano
que dijo volver desde el Este,
pero ya no se ha sabido nada de éste.
Despierto y me recuerdo burgués,
austero,
ambicioso,
y malagradecido;
el que nomás viaja en sus sueños.
(…).