Concibió su existencia como un héroe; la creación de la historia, de los mitos, de las grandes obras de arte lo enaltecieron hasta llevarlo a la cúspide de la perfección: ahora es un ruin mito, una falacia de la literatura antigua, mientras él, enjugando sus lágrimas con su larga y plateada barba, mira cómo su reino muere y se pudre entre nubes y polvos cósmicos.
La Era del Hombre ha llegado.