Los ángeles que han estado
a mi alrededor
me aconseja que cometa pecados,
que no me encierre entre prejuicios,
que entre más vil,
más poderoso;
¡el éxito vendrá a mí!
Lo sé; sé por sus níveas alas
que es lo correcto en estas salas;
la sociedad lo permite,
la sociedad lo requiere.
¿Cuántos vicios necesitaré
para ser presidente?
¿Cuánto egoísmo necesitaré
para ser un artista exitoso?
(…)
¡¿Tanto?!
¡Y creí que sería tarde para ser mejor pianista que Bach!
(…)
Oh,
oh,
del mal se aprende tres veces
más rápido.
¡Bendita sea la concupiscencia
que la sociedad me da!
[y los ángeles vuelan lejos burlándose de mi eterna ingenuidad]