Y ese trotamundos que se pinchó con una espina o esquirla, levantó el pie, se fijó en ella, luego siguió su camino dejando un rastro se sangre detrás de la sombra de sus pasos.
Y ese trotamundos que se pinchó con una espina o esquirla, levantó el pie, se fijó en ella, luego siguió su camino dejando un rastro se sangre detrás de la sombra de sus pasos.