Cómo me gustaría despertar y decir:
“te amo”;
y que la mañana ilumine ciertas partes
de tu cara y tu sonrisa ilumine mis palabras.
[…]
¿Qué tal un vino y una «revolcadita» después?
Juro que será más sabroso que aquel cognac…
Y me sonríes otra vez…