Dos semáforos bermejos
hipnotizan mi voluntad.
Mis delgadas manos,
verdeadas,
estrangulan el volante.
Mis labios se aprietan entre sí.
No sé si cruzar al otro lado de
la calle tenga mejor significado
que el de la gallina…
Dos semáforos bermejos
hipnotizan mi voluntad.
Mis delgadas manos,
verdeadas,
estrangulan el volante.
Mis labios se aprietan entre sí.
No sé si cruzar al otro lado de
la calle tenga mejor significado
que el de la gallina…