Cuando «regreso» atrás
veo mi espectro llorar
años, meses, semanas,
días, horas, minutos, segundos
y los breves latidos de mi corazón,
ligando todo para luego percatarme
de que el tiempo que ha pasado
ha sido tan poco y lo suficiente
como para no haberlo desperdiciado
con aires de demente.