Dame bingarrote,
dame sotol,
dame bacanora,
dame cualquier de mezcal,
pero dame una memoria borrosa,
oh, Centéotl;
que quiero
olvidarme
de todo,
de todo panteísmo cristiano
griego
romano
nórdico
jónico
gnóstico;
¡de todo!
Oh, señor del maíz,
el que quita las penas,
el que se mezcla entre mis ritos,
devuélveme a la tierra
allá con mis otros ancestros,
aquellos que la historia olvidó,
y entiérrame apiñado de oscuras piedras:
ebrio,
roto,
anónimo,
hasta el confín de mudar maíz;
pero
llévame
ahí
con las voces de mi pasado,
con esos que la historia olvidó.