Tanto falso y tanto verdadero;
¡Vamos! Vamos al rebuscadero,
donde las plantas crecen y los árboles mueren;
donde los astros brillan y la personalidad dicta.
AhÃ, donde todo es brillantemente pantanoso.
AhÃ, donde las rosas serán rosas en tu verdad,
pues las rosas son rojas.
O mejor, andémonos al gastadero,
capitalistas somos, capitalistas nos hacen,
porque somos ganado para el ganadero.
La verdad es que el hombre muere,
no por un Dios, sino por el mismo hombre muere.
Y gastando preferimos la incómoda comodidad
que la esperanza;
y rebuscándolo todo con años de irrelevancias
le damos diversión al menos acreedor.
Oh, esta politiquerÃa.
SÃ, la filosofÃa de un demagogo pelón me da igual,
pero sentirme bien: ah, qué sospecha.