Hoy me he encontrado
con algo en mi cajita feliz;
era mi alma, furtiva como siempre,
pero ahora estaba esperándome con una roja sonrisa
en su boca.
Me hallo con ella abrazado,
llorando y enloquecido;
era mi día, era mi hora,
— las cosas cambian desde ahora.
No con gusto ahora me veo,
sino con harta pasión me callo.
Carente de palabra me hallaba,
pero mi alma todo pesar acallaba.
[…]
Este día, tan iluminado,
estoy en medio de una carretera,
no sé dónde, ni sé el por qué,
pero caminaré hasta que mis pies no puedan más.