Las rosas bajan en un elíptico
taladro que agujera el terreno
seco y sediento,
donde sangra maná;
todo se desborda entre
extraños líquidos y llantos.
Creyendo que algo bueno llegaría,
vimos como nuestro Ego
cayó.
cayó.
Cayó.
Las rosas bajan en un elíptico
taladro que agujera el terreno
seco y sediento,
donde sangra maná;
todo se desborda entre
extraños líquidos y llantos.
Creyendo que algo bueno llegaría,
vimos como nuestro Ego
cayó.
cayó.
Cayó.