Seguí el camino espumoso de aquella ola,
que a veces se iba,
que a veces regresaba;
pero a los años me encontré
en un mundo de cielo y suelo azul,
grité “¡Hola!”
y tú
ni para-bola.
Seguí el camino espumoso de aquella ola,
que a veces se iba,
que a veces regresaba;
pero a los años me encontré
en un mundo de cielo y suelo azul,
grité “¡Hola!”
y tú
ni para-bola.