Canté y canté toda la mañana,
hasta que un ruiseñor,
harto de que le arruinara su show,
salió disparado del naranjo de mi patio
y metió en mi boca todo su candor.
Canté y canté toda la mañana,
hasta que un ruiseñor,
harto de que le arruinara su show,
salió disparado del naranjo de mi patio
y metió en mi boca todo su candor.