
La señora ‘L’ era una mujer apasionada; escribía cartas al señor ‘W’ que vivía al otro lado del continente americano, propiamente en la américa angloparlante, en la “tierra de las libertades”. Decía que era el ser más afortunado del planeta por haber conseguido al amor de su vida, aunque nunca lo había visto en persona, ella era feliz. En cada relato que intercambiaban había descripciones detalladas de sus cuerpos, y de lo que sus almas sentían, dejando correr la imaginación sin tabús ni ataduras. En esa época no existía nada sobre la tierra que impidiera que estos dos seres se amaran. Recuerdo que en una de esas cartas la señora ‘L’ fue muy explícita al escribirle un poema al señor que decía así:
Tu edad no es un impedimento
Me resulta excitante
y al mismo tiempo impactante
percibo la suavidad de tu piel.
Podría decir que es…
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