Siegfried tuvo la cura para la enfermedad que diezma a su clan. Corrió de júbilo, pensando en su amada Jenta. Sería el héroe de una saga que todos recordarán.
Pero, un Jotun andaba por ahí, pensando en la trascendencia cósmica.
Miró al pequeño hombre peludo, reactivó su instinto salvaje y lo aplastó con una enorme pisada. La triste alma de Siegfried ahora pasará al terrible mundo de Helheim.
Con el tiempo el clan generó inmunidad de su afección…, y recordaron a Siegfried como el loco que se perdió en el Este…; siglos después su pueblo se convirtió en la ciudad legendaria de Oslo.