El sociópata dice: mírame, pero tócame

Las bebidas chocan,
las promesas se invocan…
Escucho tu sonrisa,
recuerdo los tiempos
de nuestros dieciséis;
sueños y juramentos,
casamientos y demás lamentos,
nos entregamos tempranamente
en un amor candente
juvenil
e infantil,
ambos neófitos en el amor,
niños curiosos,
perdidos en el laberinto de los sentimientos…
Ahora años después,
la zozobra de separarnos
pasó,
y de pronto
somos conscientes de ambos:
Así,
Después de sortear las amistades,
la sagaz acción
de tus miradas,
han hecho de mí,
con mis astros fogosos
y carnal constelación taurina,
me asfixie de placer;
pero no,
no te escaparás de mí
[ni yo de ti]
en este anochecer;
oh, me lo vas a agradecer.
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