
Hace dos cuaresmas
aprendí de la soledad
un hecho sin igual:
por más que eleve mi orgullo
con competencia,
con sueños,
con cuentos,
con novelas,
o poemas,
tu nombre siempre
[siempre]
estará entre mis personajes.
Hace dos cuaresmas
aprendí de la soledad
un hecho sin igual:
por más que eleve mi orgullo
con competencia,
con sueños,
con cuentos,
con novelas,
o poemas,
tu nombre siempre
[siempre]
estará entre mis personajes.