Lo esperó veinticuatro días de desvelos y hambrunas. Ahora lo tiene cerca, a sólo diez metros.
Mató a sus hermanos.
Mató a su amada.
Mató al mismo protagonista de esta historia.
Y por fin es momento de ajustar las cuentas. Por eso–
[Página rota, moteada con lágriams]
El escritor de esta [nada] conocida historia se volvió loco y ahora trabaja en una maquila de una empresa extranjera. No tiene pensado en volver a escribir.