Vámonos diciendo
que nos odiamos,
porque al amor falla en lo eterno,
así mejor prestos y brincarnos,
como liendres al cabello centelleante,
a lo que nomás no tiene arreglo.
Vámonos diciendo
que nos odiamos,
porque al amor falla en lo eterno,
así mejor prestos y brincarnos,
como liendres al cabello centelleante,
a lo que nomás no tiene arreglo.