Almas rasas
enquistadas sobre trincheras
con montones de fuegos
y odios de acero;
lluvia, frío, zozobra…,
de alargadas puntas
tumban lo que fueron alegrías
para convertirlas en torturas
tanto de víctimas y victimarios.
Pasan las nubes solares y selenes,
triples jornadas
con un rabino y sus salmos de muerte;
acá frontera andina,
allá muralla china,
la misma genética,
espíritus gemelos,
y aún se quitan el verbo y el soñar.