Ordeno mi cuarto y me encuentro con tus viejas pantimedias. Alguna vez me visitaste, reíste conmigo, me declaraste un amor implícito, y yo también. …Sinécdoque – Diego A. Moreno
Recuerdos del amor perdido | Poema – Masticadores Eros

No hallo consuelo entre mis piernas…
solo recuerdo el pasado y el futuro,
bultos confusos que nunca podré descifrar,
hastiándome de hipótesis amorosas,
así al final solamente llorar.
Y pasa el tiempo.
El consuelo vuelve,
Luego de inmediato se pierde,
entonces vuelvo a las ansias
o a las lágrimas,
zigzagueando entre la nostalgia
y la saudade,
recordando paraísos que nunca fueron,
pero, ah, qué ricos infiernos me dieron.
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Corto pero que corta | Poema – Masticadores Eros

No quiero voltear atrás
con miedo de volverte a amar.
Nada & Todo | Poema – Masticadores Eros

Nada
¡Otra vez!
No me molestes con tu niñada,
así no se consigue nada;
que así viviendo engañada,
se prefiere perderse en la nada.
Aunque quizás,
en tu tramposo océano
nadas,
pero dentro de esa tormenta
conseguirás nada.
& Todo
¡Y de nuevo!
No me obligues a amarte que me acomodo;
mas ya me has dado tu sexo de rescoldo;
empero, ahora yo soy el engañado,
así que gritaré y lo daré todo.
Aunque quizás,
en este vasto cielo de placeres,
caigo hondo,
de abajo hacia arriba, en esta tormenta
que perderé todo.
La pasión del escritor | Poema – Masticadores Eros

Hace dos cuaresmas
aprendí de la soledad
un hecho sin igual:
por más que eleve mi orgullo
con competencia,
con sueños,
con cuentos,
con novelas,
o poemas,
tu nombre siempre
[siempre]
estará entre mis personajes.
El sociópata dice: mírame, pero tócame | Poema – Masticadores Eros
El sociópata dice: mírame, pero tócame

Las bebidas chocan,
las promesas se invocan…
Escucho tu sonrisa,
recuerdo los tiempos
de nuestros dieciséis;
sueños y juramentos,
casamientos y demás lamentos,
nos entregamos tempranamente
en un amor candente
juvenil
e infantil,
ambos neófitos en el amor,
niños curiosos,
perdidos en el laberinto de los sentimientos…
Ahora años después,
la zozobra de separarnos
pasó,
y de pronto
somos conscientes de ambos:
Así,
Después de sortear las amistades,
la sagaz acción
de tus miradas,
han hecho de mí,
con mis astros fogosos
y carnal constelación taurina,
me asfixie de placer;
pero no,
no te escaparás de mí
[ni yo de ti]
en este anochecer;
oh, me lo vas a agradecer.
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Amor, ansiedad y fantasmas del pasado | Poema – Masticadores Eros

Sólo dos minutos,
para contarte;
sólo dos minutos,
para amarte;
sólo dos minutos,
una cena y un romance;
sólo dos minutos,
y me olvidaré que fui bruto;
sólo dos minutos,
y los vuelvo cien;
sólo dos minutos…
dos minutos…
minutos…
Sólo dos minutos,
de tu preciado tiempo,
para pedirte perdón
por cada uno de mis lutos
que exageré orgullo
y olvidé nuestra pasión.
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Verdes ojos | Poema – Masticadores Eros

¡Oh, musas que me raptan!
Hacen sentir que tus labios me atrapan,
y que tus labios me obligan a tus ojos,
así acariciando tus cabellos rojos.
¡Oh, musa que me inspira!
Y que con tus besos me suspiras,
donde tu bella voz me ilumina,
aquella melodiosa voz que me deja atónito.
¡Oh, nueve son las musas!
Como los nueve encantos que tú usas:
tus modales como tus males,
tus cantos con encantos,
tus palabras que labras,
el color de tus verdes ojos,
tus labios
que hipnotizan y mis bellos erizan,
el color de tu cabello bello,
tus piernas bien formadas y por mí amadas;
por último, senos que me dejan pleno.
¡Oh, mis bellas musas!
Me han hecho ver tal belleza;
tan bello cuerpo, tal corteza,
su ser: una armonía que nunca tropieza.
y que tus labios me obligan a tus ojos,
así acariciando tus cabellos…
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Despierta | Cuento – Masticadores Eros (Erótico, Terror)

Yo no sabía que tenía que doler. Era mucha sangre y él lamía su mano. Mis jugos y mi sangre parecían extasiarle. Yo no quise alterarlo, contarle que ya no quería seguir, pero sus ojos convincentes me dejaron pasmada, hecha una tabla en la cama. Entonces siguió, siguió asediando mi Troya, ahora en llamas, llena de víctimas; sangre.
Aguanté gritos, injurias, de todo, era una posesa de aquella violencia que lo embriagaba crecientemente. Creí que su ariete no paraba de ensancharse. Pero era yo, mis músculos ajados; pero era yo, mi mente aterrada. Y no quise hacerlo: pero grité; aullé como madre en parto, concibiendo fantasmas de martirios y un dios del infierno que les daba la bienvenida a su tenebrosa morada. La oscuridad, la luna, todo se revolvió en un remolino; el mareo, las náuseas, las ganas de morir…
De pronto, todo quedó…
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Sorbos de café | Poema – Masticadores Eros

Un sorbo de café;
tus manos.
Un sorbo de café;
tu sonrisa.
Un sorbo de café;
tus pies.
Un sorbo de café;
tus curvas.
Otro sorbo de café;
tu espalda.
El café se acabó;
vuelvo a servir para avivar tu recuerdo.